-"¿Se llama Playas de Oro por el color del agua?", le pregunté a mi madre. No sé qué esperaba con esas preguntas casi retóricas, lo cierto es que estaba distraída.
-"No sé", me contestó. De cualquier forma no era lo que estaba esperando.
El agua tenía un leve tono entre verdoso y dorado, era totalmente transparente y de vez en cuando se distinguía un destello de mica en el fondo del río. Río-arroyo-lago-estanque, o lo que fuere.
Mientras me sacaba las zapatillas caras para meterme al agua, rogué porque esta vez nadie se metiera en mis asuntos. Ya suficientemente mal la veníamos pasando mi consciencia, mi Cosodependencia y yo, como para que un reproche totalmente inútil colaborara. Lo menciono porque fue lo que pasó el día anterior.
Cuando estoy de buen humor soy vulnerable, por eso no me gusta, no me siento cómoda en ese estado.
Miré el paisaje, deseando volver, pero sin mis padres, sin depender de nadie. Pero no tiene sentido ir sola. Deseé ir con él, sería una buena compañía para esa clase de viajes... Soñar no cuesta nada, no?
Creo que eso figura en la lista "Delirios de Grandeza de Patty", junto con un piso en un importante edificio de la city, un cargo administrativo en una empresa, y mi adolescencia con él.
Quizá, tan solo quizá, haya esperanza, y el delirio se convierta en realidad... ¿quién sabe? Tal vez, si lo deseo con la suficiente fuerza o con la debida convicción...
Tan solo hay que creer, en lo que sea, en lo que le funcione a cada persona... Yo por mi parte creo en muchas cosas.
Yo pido deseos a las 11:11 y, de vez en cuando, se cumplen.
Tan solo hay que creer.
